Mindfulness para el desarrollo de la inteligencia emocional

inteligencia emocional

Los efectos del Mindfulness se reflejan en una actitud de gestión equilibrada de nuestras emociones.

 

Inteligencia emocional.

Si en la batalla alguien venciera a mil adversarios, y si otro se venciera a sí mismo, el mayor vencedor sería el segundo. El odio no puede nunca detener al odio; solo el amor puede detener al odio; esta es ley antigua.

En este mundo producen la felicidad la bondad del corazón y la moderación para todos los seres. Pero un manejo eficiente de nuestra emociones es en verdad la felicidad suprema. El bienestar psicológico requiere el desarrollo de una mirada compasiva hacia uno mismo.

De Hozel a Bergson, pasando por George Bernard Shaw a Buda y Lao Tse afirman que un elogio del refrenamiento emocional y una vista en perspectiva del self redunda en un aumento de la autocompasión. Invertir en el cultivo de la inteligencia emocional es redituable en varios ámbitos.

La afinidad activa, como suele llamársele, no es un estado aleatorio que el azar prodiga prescindiendo de nuestra voluntad. Es una forma de ser a la que se llega por la vía de la autocompasión y a esta por la vía mindfulness.

La expansión internacional del mindfulness va acorde a su efectividad. Son cada vez más los psicólogos y las áreas de capital humano que lo apadrinan con recursos dado el aumento de productividad en la empresa o trabajando desde casa que al cabo refleja. 

Lo personal ─oscura materia hecha de sueños, deseos, de intuiciones, reminiscencias e impulsos inconscientes─ es en el mindfulness tan importante como la consciencia del cuerpo, del yo en el presente y de la autocompasión. 

Con mindfulness ocurre algo positivo siempre. Algo que se puede explicar ampliamente en un tratado de neurobiología o psicología pero que en última instancia  es mucho más difícil de describir que de sentir.

Y en efecto, Kristin Neff (pionera en los estudios científicos de la autocompasión) logró descubrir que con mindfulness se puede lograr una perspectiva a través de la regulación del torrente de pensamientos, emociones y sensaciones (todo esto, sin la sensación de temor), lo que incide en una toma de decisiones nítidas y concientes como un mediodía de mayo.   

Aquí sobresale la concepción inédita acerca de lo que es el sufrimiento en sí mismo. El sabor de la manzana (declara Berkeley) está en el contacto de la fruta con el paladar no en la fruta misma. Análogamente el sufrimiento está en el comercio entre las circunstancias y el alma o conciencia de determinados sujetos.

Comprender que el dolor es intrínseco a la experiencia de vivir, más allá del entendimiento racional-matemático, conduce al sentimiento de autocompasión y a la auto amabilidad que, por sí misma, es la respuesta directa a las nociones de odio y sufrimiento.

El sufrimiento suele convertirse en ansia de aislamiento. Cuando queremos reducir un nuevo estímulo sensorial, cerramos puertas, ponemos lentes de sol, evitamos los lugares saturados y nos abstenemos de tocar superficies  extrañas.

De forma análoga, cuando escogemos el camino acostumbrado para ir de la casa a nuestro centro de trabajo, en lugar de intentar nuevos trayectos optamos por evitar novedades sensoriales. En una palabra,creamos pantallas o diques sensoriales porque dependiendo nuestro estado emocional, estos pueden ser o no tolerables a nuestro límite de adaptación.

Más aún: el nivel de transitoriedad y sobreestimulación gracias al coronavirus y al desarrollo de la tecnología ha llegado a un ritmo tan forzado que se puede decir que, a nivel histórico, pocas veces los humanos habíamos llevado nuestros campos de adaptación a los límites actuales

Pues bien, luego de mindfulness y en la medida que se invierta un poco de tiempo al desarrollo de esta autocompasión se tornarán habituales ciertas atenciones otorgadas a nosotros mismos. Este nuevo carácter de amor, de afinidad activa brinda la fuerza, perspectiva o actitud que se necesita para sobreponerse a lo que causa dolor, a este exceso de estímulo.

Como consecuencia ulterior, mindfulness se orienta a la afirmación del impulso de vida, élan vital, o vital force de los que tanto hablan Henry Bergson, Emerson y otros investigadores.

Una vez un sabio del antiguo oriente, Buda, hizo las siguientes preguntas retóricas a su oyente “¿no fuiste alguna vez diestro en el arte de tocar el laúd?”, “sí, señor”, “si las cuerdas están demasiado tensas, ¿dará tu instrumento el tono justo?” “no, señor”, “si están demasiado flojas ¿estará en condiciones de ser tocadas”, “no, señor”, “de igual forma las fuerzas del alma o conciencia demasiado tensas caen en el exceso, y demasiado flojas, en la pereza. Así pues, haz que tu espíritu sea un lauda bien afinado”. 

Fuentes 

La historia secreta del mindfulness, la meditación para acabar con el estrés, en Infobae.

Por qué mindfulness te ayudará a trabaja mejor desde casa, en Expansión 

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